13 de agosto de 2015

MORROCRÓNICA

Creo que fue en un Estudio Abierto del año 1.983 cuando vi interpretar a Pedro Almodovar y a McNamara su éxito "Voy a ser mamá". Después fueron entrevistados por Jose Mª Iñigo. Tras una sesuda introducción en la que Jose María intentó ubicar el tipo de ruido que hacía la parejita, les preguntó directamente:  "¿Decidme, cómo definiríais vuestra música?" A lo que Pedro Almodovar no dudó ni un instante en contestar (con un ramalazo acústico desconocido hasta entonces en televisión): "Pues mira chato, lo que nosotros hacemos es morrorock". Iñigo no se queda satisfecho e insiste: "A ver, explicaos, ¿que es eso del morrorock?" Y Pedro le contestó: "Pues eso, que copiamos un poquito de aquí, un muchito de allá y hacemos rock por todo el morro"

E Iñigo experimentado él, cambió rápidamente de tercio no fuera a repetirse el caso de la Mandrágora cuando a punto estuvieron de colarle a Tola aquello de:

Nunca enterrador alguno
disfrutó de tanto honor:
dar sepultura a quien era
sepulturero mayor.




Así que hoy me he propuesto hacer una morrocrónica del entrenamiento nocturno del miércoles copiando unas foticos de Cristian por aquí y unas frases de Álvaro por allá con el objetivo de desmentir varias afirmaciones de este último que no tienen ningún fundamento.

  • Álvaro afirma que éramos 21 personas en el entrenamiento y no es cierto. Personas, lo que se dice personas, no pasarían de la docena. A los demás se nos puede clasificar de una u otra manera, pero llamarnos personas es faltarles a estas al respeto. ¡Pero si vino hasta el Yayo!
  • No es cierto que el rango de edad fuera de 12 a 99 años. El Duri no vino, así que lo de los 99 es claramente una exageración.
  • Donde dice que la cuesta era pronunciada es falso. Nadie pronunció ni una palabra subiendo.
  • Dice Álvaro: "Ya con noche cerrada comenzamos el descenso". No es verdad. Si la noche hubiera estado cerrada no habríamos podido pasar.
  • Cuando nos cuenta que una pareja que paseaba un bebé nos aplaudía al pasar, habla con lengua de serpiente: no aplaudían, intentaban darnos de collejas por haberles despertado al niño. ¡Hora y media paseando por la carretera hasta conseguir dormírlo y pasa esta cuadrilla de descerebrados y nos lo despierta!
  • En un punto cerca del final se pregunta: "¿Donde aprendisteis a bajar así?" Yo te lo diré: robando peras. No sabes cómo hay que correr cuando sale el amo. ¿No te has fijado en lo delgados que están? Eso es que pasan hambre y el hambre les empuja a la delincuencia.
Todo lo demás es cierto y además muy bien contado. Incluso hay que reconocer que el relato tiene grandes momentos poéticos, sobre todo cuando habla de la cerveza y de la sandía. ¡Que pena no haber llevado un melón en vez de la sandía! Habríamos sido veintidós.

Veintidós, veintidós, veintidós ......

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