10 de enero de 2013

HISTORIAS DE LA PUTA HUEVA


Este domingo toca Peña Hueva, ruta emblemática entre todas las que recorremos y prueba de fuego para los nuevos socios en este nuevo año que comienza. Además, y por primera vez en un entrenamiento del Club, se subirá directamente a la misma Peña, recortando por un camino que sale a mitad de subida hacia la derecha, y bajando por una pista casi vertical que va a dar al camino que por la parte de atrás se dirige a Iriépal. Todo ello si el tiempo lo permite, por supuesto.

Es una subida en la que te puedes encontrar de todo. Corredores, andarines, ciclistas, niños, jóvenes, viejos, corzos, liebres, conejos, ardillas, perdices, codornices, zorros e incluso alguna zorra. Sobre estas últimas he recordado una anécdota, rigurosamente cierta, que nos ocurrió hace ya ocho o nueve años a un grupito de socios del Club, de cuyo nombre no debo acordarme. Se trata de un hecho que algunos sueñan que les ocurra alguna vez  (me consta de alguno que es así, ya que es algo garrosillo y se le oye el eco de las ideas entre las piernas), y al que nosotros nos tuvimos que enfrentar en toda su crudeza. Sucedió lo siguiente:
 

Salimos un domingo de primavera a hora temprana, y nos dirigimos a la susodicha Peña Hueva como remate de una larga temporada. Cuando estábamos a punto de coronar la cima divisamos a dos espléndidas mozuelas que, brazos en jarras y vestidas con tacones y traje de fiesta, dirigían airados comentarios a un par de jóvenes que se encontraban medio tumbados en el suelo. Preocupados por lo que pudiera estar ocurriendo, les preguntamos si tenían algún problema y nos confesaron que efectivamente, así era: los dos muchachos se encontraban saturados de diversos tipos de alcoholes, ¡y no podían cumplir con las ardientes promesas que por lo visto les habían venido haciendo durante la larga fiesta de la noche anterior! Mientras una de ellas nos contaba todo esto, a la vez que cubría de improperios a los pobres chavales, la otra se nos quedó mirando fijamente, ¡y se le ocurrió una idea!. “Se me ocurre, que ya que estos no pueden, y ya que vosotros estáis aquí, y ya que a nosotras no nos apetece irnos a casa con este fuego en el cuerpo ….”
 
Nos miramos unos a otros, otros a unos y a alguno se le ocurrió balbucear que después del esfuerzo de llegar hasta allí corriendo, bastante haríamos con encontrar la parte delantera retráctil entre tanto pellejillo, y eso sólo si teníamos que hacer pipí, y que por supuesto el que consiguiéramos que se mostrara en plan marcial era de todo punto imposible. Así que sin darles tiempo a reaccionar y pletóricos de virilidad, nos dimos media vuelta y sin volver la vista atrás comenzamos una trepidante bajada con el rabo entre las piernas hasta las pistas. ¡Llegamos tan avergonzados, que alguno ha tenido que irse a vivir a La Moraleja para olvidar el asunto!
 
Así que ya lo sabéis. Si os gusta disfrutar de la aventura y de la naturaleza salvaje, este domingo venid a subir la Peña. Follar no creo que folléis, pero sudaremos y nos reiremos un rato y conseguiremos el trofeo que el Club entregará bien envuelto en celofán a todos los asistentes, además de los 20 puntos a sumar en la Liga del Club. Nos vemos el domingo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario