10 de enero de 2011

Lluvia, barro, viento y sudor

Describía Labordeta las tierras de Aragón con la siguiente estrofa: "Polvo, niebla, viento y sol". Parafraseándolo y referido a este clima euskaldun que nos ha tocado en suerte este invierno, esto es lo que nos encontramos día tras día cuando salimos a correr: lluvia, barro, viento y sudor. Empieza a ser agobiante ver pasar los días sin que aparezca el sol y más cuando las previsiones son más nubosas que la mente de algún colega del Club, cuya identidad dejo a la imaginación del lector.


El jueves, el barro no fue un obstáculo, ya que el circuito era totalmente urbano. Pero el viento y la lluvia no faltaron, lo que unido al chubasquero que nos pusimos para protegernos nos produjo unos sudores deshidratantes de alto nivel, buen aroma y baja estofa. Pero no os penséis que todos sudamos lo mismo. Hay algunos esforzados como José Luis, que son capaces de sudar por todo el grupo, mientras que otros ni se despeinan. Aunque sobre estos últimos me gustaría hacer una puntualización: he descubierto que a algunos socios de este Club, no les importa ni la ruta, ni el ritmo, ni ir delante, ni ir detrás. Lo que realmente les importa es volver pronto a casa. ¿Y por qué? Pues no lo sé, pero me recuerdan a ese bravo marino, el capitán de navío D.Alonso Gutierrez de Cisniega al que Benito Perez Galdós describía de la siguiente manera en el primero de sus Episodios:

"... no tenía miedo a los ingleses, ni a los franceses, ni a los argelinos, ni a los salvajes del estrecho de Magallanes, ni al mar irritado, ni a la ruidosa tempestad, ni al cielo, ni ni a la tierra: no le tenía miedo a cosa alguna creada por Dios, más que a su bendita mujer"

Así que saliendo a estribor de las pistas y con el temporal por sotavento, comenzamos el ya clásico circuito del día de Reyes, recorriendo la mayor parte de los centros comerciales de la ciudad y por una vez todos juntos y en armonía, tal vez por los buenos propósitos que se hacen en Año Nuevo, o tal vez por que se dijo que el primero en llegar pagaba los roscones. Pero fue una falsa alarma. Maribel nos tenía preparado el botellón a la llegada y todo corrió a cuenta del Club.


(No me gusta señalar, pero si este señor de abajo se esforzara lo mismo corriendo que comiendo otro gallo le cantara)


Y tomad todos ejemplo de Miguel Angel, que demostró que hasta en las peores condiciones climatológicas, el no está dispuesto a pasar frio. Todo un ejemplo.


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Y este domingo estrenamos una nueva ruta. Eramos veinticuatro en total, pero la foto del grupo es la única que no ha salido. Cosas del directo. Como sucedáneo os pongo la de las chicas posando junto con un aspirante al que no le falta estilo para llegar a donde se proponga.


Las caras del personal no parecían reflejar mucho entusiasmo cuando le comencé a explicar el recorrido, pero exceptuando a dos o tres de las chicas que andaban un poquito lesionadas y tres o cuatro del comando naútico que comentaba anteriormente, el resto fuimos a por él llenos de ímpetu y alegría.


Así que esta vez viramos hacia babor con el viento a barlovento para, por la Mota, ir a coger la carretera de Iriépal ya que los caminos estaban impracticables. Desde el pueblo subimos el puerto en dirección a Centenera, todos ya en perfecta formación de a uno. Arriba, en el km. 8 teníamos escondida el agua, que aprovechamos bien ya que todavía nos quedaban 15 km. para la meta.

Seguimos en dirección a Centenera hasta pasar el primer puente del AVE y tomar a la derecha (o sea, a estribor) la vía de servicio del tren que se encontraba en bastante buen estado. Por ella recorrimos 10 km. en dirección a la carretera de Horche con tres o cuatro rampas al principio verdaderamente demoledoras, de lo peorcito que recuerdo por estos lugares. Una vez superadas y otra vez en llano, nos encontramos con el único charco de la mañana, de proporciones bíblicas y que cada uno vadeó como pudo. Incluso hubo alguno que no pudo y perdió el calzado. Las zapatillas al final aparecieron, pero los calcetines habrá que esperar al verano a ver si alguna espiga los arranca del barro.


Para terminar nos esperaba la antigua carretera de Horche, con otra buena rampa y luego 4 ó 5 km. cuesta abajo hasta las pistas, que hicimos con un entusiasmo digno de mejor causa dirigidos por Dani, que se lanzó a tumba abierta como si se viera perseguido por una banda de gaviotas. Llegamos con tanta hambre, que alguno se comió las naranjas sin pelar.


Es una pena que en estos días lluviosos no me atreva a llevarme la cámara (ya me han fallecido 2 por causas metereológicas), porque hoy habrían salido unas fotos espectaculares. Otra vez será. De hecho la ruta nos gustó tanto que en breve la repetiremos incluso alargándola un poquito, que todo es poco para correr con dignidad en Barcelona. Aquí os la podéis descargar para verla en Google Earth, y este fue el perfil:


Y como la semana que viene un servidor se va a correr a Tres Cantos, queda emplazado D.Pedro y el comando Gotero para preparar la ruta del domingo. El agua y las naranjas corren a cuenta del Club, pero guardad el tiket por lo que pudiera pasar.

1 comentario:

  1. Joaquin/Maribel muchas gracias; os lo habeis currado.

    Muy buenas rutas (sobre todo la del domingo que me encanto) y gracias por el roscon; te quedo muy rico Maribel ;)

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