19 de agosto de 2011

El Carné de Follador

- Caso 69/1984. El estado contra Xoaquin Lafalz. Levántese el acusado.

- Si, señoría.

- Está usted acusado de una falta grave, que pudiera ser constitutiva de delito, por correr de madrugada a alta velocidad por la vía pública y sin el preceptivo Carnet de Corredor. ¿Cómo se declara?

- Inocente, señoría.

- Entonces, ¿niega que los hechos que se le imputan sean ciertos?

- Pues ni sí ni no.

- Eso no es posible. Déme una respuesta concreta.

- Digamos que no iba corriendo, sino que iba huyendo.

- Explíquese.

- Es que es un poco largo de contar.

- Tenemos tiempo.

- Usted manda. La cosa empezó ayer por las tarde cuando recibí una llamada de mi mujer diciéndome que tenía una reunión de trabajo y que no la esperara a cenar. Así que decidí aprovechar la ocasión para conocer el nuevo restaurante que habían abierto en el barrio y evitarme la penosa labor de hacerme la cena. Nada más entrar, un maître vestido a lo Cary Grant me preguntó qué deseaba, y yo le dije que, por supuesto, cenar. Entonces me pidió que le enseñara el Carnet de Comedor, pero yo le respondí que no lo tenía y que toda la vida había comido sin carné. Me respondió con mucha educación y me dijo que lo sentía, pero que sin un carné que me cubriera de indigestiones o intoxicaciones no podía darme de cenar, y que hiciera el favor de irme con mi hambre a otra parte. Lo intenté en otro par de sitios pero en todos me dijeron lo mismo, así que al pasar junto al puticlub de la esquina decidí entrar a desahogarme, pues el cabreo que llevaba había hecho que se me pasara el apetito. No me atreví a pedir una copa por si me pedían el Carné de Bebedor. Y me fui directamente a por una morenita cuyas partes más protuberantes se encontraban al parecer exentas de cumplir la Ley de Gravitación Universal.

- ¡Al grano!

- Sí señoría. Decía que me fui a por la morenita, la cogí atentamente del brazo e intentando no tropezar con las susodichas protuberancias la conduje suave pero firmemente hacia un reservado. Pero en la entrada, un armario cuyo apellido seguro que terminaba en “OV” o en “OSKY”, me pidió con muy mala cara y peor acento el Carné de Follador. Yo, claro, no lo tenía. Ni falta que me hacía. Pero no hubo forma. Que si el seguro de enfermedades venéreas, que si el seguro contra fallos cardíacos, que si el seguro para el pago de la pensión en caso de divorcio, resumiendo: qué me fui sin catar a la morenita.

- ¡Vaya nochecita que ha pasado usted! Pero todavía no me ha dicho por qué corría y de qué estaba huyendo.

- A eso voy, señoría. Me fui del Club, y ya sin fuerzas para intentar ni siquiera tomar una copa en otro lugar, me acordé de mi amigo Pepe, gran camarada y antiguo compañero de botellón, y que solía guardar siempre un buen whisky en el mueble-bar. Vivía en un adosado no muy lejos de donde me encontraba, así que me fui para allá. Al llegar comprobé que se había dejado la puerta del garaje entreabierta. Decidí entrar sin llamar para darle una sorpresa. Una vez dentro me pareció oír ruidos en la planta de arriba, e imaginándome que se estaba trajinando a alguna amiguita, me acerqué sigilosamente a la puerta de su habitación con idea de darle un buen susto. Abrí la puerta sin hacer ruido y, efectivamente, lo encontré en plena función ¡con mi mujer! “¡Maruja! –le grité- ¿Qué coño haces tu con Pepe?” Y la muy golfa va y me dice “¿Y qué quieres que haga si tu no te quieres sacar el Carné de Follador? ¡So mamón!” Y ya no pude aguantar más. Baje corriendo las escaleras y salí a la calle queriendo escapar de toda esa mierda con la mayor rapidez posible. Corrí y corrí hasta quedarme sin aliento, y ya sólo recuerdo que me detuvo un policía al que tengo que reconocer que respondí de muy malas maneras cuando me pidió el Carné de Corredor.

- Esto se presenta muy grave. Confeso de un delito y sospechoso de otros dos en grado de tentativa. Tengo que estudiar detenidamente su caso. ¡Agente! Que espere en la sala de detenciones. ¿Algo más que declarar?

- No. Sólo me gustaría saber si en esa sala me puedo fumar un cigarrito para tranquilizarme mientras espero.

- ¿Tiene usted Carné de Fumador?
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COROLARIO: Si os habéis leído lo anterior no hará falta que os explique por qué finalmente he decidido no correr el Maratón de Valencia.

Pero como lo cortés no quita lo valiente, os deseo a toda la Organización (que ha optado por la obligatoriedad del Carné de Corredor) y a todos los pringadillos que estén dispuestos a pasar por el aro, un feliz tsunami o, en su defecto, una buena gota fría en el día de la carrera.

(Y ojalá que les suspendan a todos en el examen práctico del Carné de Follador)


1 comentario:

  1. ...Merece la pena esperar para leer las revelaciones del Bloguero pionero del Club...Muy buen relato.

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