21 de septiembre de 2011

El Jardin de las Delicias


Todos sabréis a que obra pertenece el cuadro que he insertado aquí arriba. Por si hay alguno de la LOGSE, le diré que se trata de la tabla central de El Jardín de las Delicias de Hieronymus Bosch, El Bosco. No existe un total acuerdo entre los expertos sobre el significado de esta parte central, aunque hasta ahora había un principio de consenso sobre que representaba un mundo de lujuria desatada, mostrando el acto sexual y todo tipo de placeres carnales en los que el hombre había caído como consecuencia de la pérdida de la gracia tras el pecado original.

Eso es lo que pensaban los expertos, pero ya sabemos lo frecuentemente que se equivocan. Yo he descubierto la verdad. No tiene nada que ver con el pecado ni con la lujuria. La imagen arriba reseñada representa indudablemente ¡EL FORO DEL CLUB!.

Estudiarlo detenidamente. Un montón de gente de indudable belleza, amándose y abrazándose sin envidias ni pudor, entre ríos de leche y miel. Muchos corren en círculo bien a pie, o montados en todo tipo de animales mitológicos (incluido algún cerdo). Todo es placer, paz y concordia. Pero si observamos detenidamente nos percatamos de que algo flota en el ambiente que ensombrece sibilinamente la aparente alegría reinante.

Igual que en el foro. Gentes de simpar belleza moral pululan por doquier entre ríos de felicidad en un continuo abrazo de elogios y parabienes . Yo he tomado la costumbre al abrirlo de tener siempre a mano un frasco de insulina por si se me induce un repentino subidón de azúcar. Entre cruces de felicitaciones e invitaciones a futuras libaciones dicurre el goteo diario de mensajes rebosantes todos ellos de glucosa y exquisita educación. Costaría poco una pequeña crítica, un súbito desacuerdo o un ligero desencuentro que crearan inocentes polémicas que añadieran un poco de sal al pastelero foro. Pero no hay manera.

¿O sí? ¿No notáis un tufillo de mala leche, unos vaporcillos de inquina flotando entre tanta flor? Pues soy yo. Estoy hasta las narices de azúcar, con lo que engorda. A partir de mañana os vais a enterar. Ya conseguí en su momento cabrear hasta al Yayo, y a Juan Antonio lo cabreaba en mis buenos tiempos casi todos los días, aunque en este caso tenía poco mérito. Esta misma semana he conseguido sacar de sus casillas al Comando Gotero, que eso sí que ha tenido mérito. Y ahora voy a por vosotros. ¡Assssucar!

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